Hoy recibimos la triste noticia del fallecimiento, a la venerable edad de 86 años, del compositor francés Francis Lai, esencia en toda su pureza de la música francesa para el cine especialmente en los sesenta y setenta, pero cuya carrera solo ha truncado su muerte. Su última película es Les plus belles années, pendiente de estreno para 2019, de la que desconozco si habrá podido componer su música. Este filme, quizás póstumo, es dirigido por Claude Lelouch, el director con el que el compositor debutó en el cine, la maravillosa Un homme et una femme (66) Con Leouch comenzó y con Lelouch ha terminado... y entre el debut y la despedida más de un centenar de títulos que le han valido todo tipo de reconocimientos internacionales.
El más importante de ellos, el Oscar, lo recibió por Love Story (70), seguramente su banda sonora más popular pero, más allá de su belleza, no fue una de sus creaciones más interesantes, aunque evidentemente el bombazo monumental que fue la película de Arthur Hiller, con una recaudación de vértigo en la taquilla de su época, y la cercanía de la música al público de entonces le sirvió casi en bandeja de plata ese preciado galardón. Pero tenía más y mejores obras. Una de mis preferidas, y que recomiendo encarecidamente conocer (música y película) fue Occi ciorne (87), de Nikita Mikhalkov, con un tema principal sobrecogedor, o por supuesto las más conocidas Mayerling (68) Le voyou (70), Bilitis (77) o la más reciente Les Misérables (95)
Fueron, como tantas otras, bandas sonoras elegantes y refinadas, con clase, estupendas contribuciones a las películas a las que sirvió, pero otras creaciones de menor prestigio no eran en absoluto desdeñables. Fue un gran músico pop, autor de músicas y de canciones que triunfaron también en televisión y en el ámbito de la música comercial. Formó parte de una generación envidiable de compositores, como Delerue, Jarre, De Roubaix, Legrand, Bachelet, Bolling y algunos más y las músicas que compuso en su trayectoria no solo sirvieron para dotar de indentidad a las películas a las que sirvió (las de Lelouch y las de otros) sino que imprimieron y exportaron al mundo un sello netamente francés, quizás algo edulcorado y acaramelado en no pocos títulos, pero clara y rotundamente francés. Un músico con músicas inolvidables. Descanse en paz.