La música no es un anexo o algo externo a la película sino que es en sí también la película. Y cuando es separada de ella vuelve a su forma de música -a veces calabaza- pero deja de ser película. La música no está para acompañar imágenes o darles vida (como he respondido a José Luis Garci esta misma semana en el Ágora) y no es cierto, como se afirma a menudo, que deba además poder tener vida fuera de la película. ¿Por qué razón habría de ser así? Si uno escucha en su casa la música de Hildur Guðnadóttir para Joker -película que se estrena hoy- seguramente querrá cambiar de banda sonora para escuchar. Y tampoco creo que sean muchos los que quieran asistir a un concierto (sin proyección) para disfrutarla, salvo quizás los músicos o estudiantes de música, pero creo bastante obvio que hay mejores opciones que la de Joker para deleitarse escuchando una banda sonora. Y sin embargo, convertida en película, es ejemplar.
Dramáticamente, la música de Joker cuando es arrancada de su personaje queda vacía, porque música y personaje se retroalimentan, tal es su grado de integración: la música es más expresiva puesta sobre las facciones de Joker y Joker se explica mejor gracias a la música. Son inseparables. Y esto es así porque no es una música externa, hecha para el personaje, sino interna, que surge desde dentro del personaje. ¿Qué quedaría de esto escuchada en un CD o en un concierto?
Este no es un caso aislado, son muchas las estupendas músicas cinematográficas que lo pierden (casi) todo si son arrancadas del lugar al que pertenecen y expuestas en su desnudez. Pero no son peores o menos interesantes que las que sí se mantienen bien expuestas fuera de su contexto cinematográfico. Si la música es, como creo que es el caso, la idónea para personaje y película, ¿qué interés hay en hacerla idónea también para concierto o CD?
Y sin embargo es probable que Joker reciba algunos varapalos por no ser emotiva, por no tener melodías recordables o, simplemente, porque no acompaña bien mientras se conduce el coche. Pero la música de cine no se ha hecho para eso sino para algo que, incluso en 2019, sigue sin ser reconocido: hacer cine con ella.