Con John Williams revivieron los dinosaurios y con Michael Giacchino vuelven al peligro de extinción cuando se constata que todo lo que ofrece musicalmente Jurassic World: Dominion (22) es decadencia, es obsolescencia y es agonía. No es culpa del compositor, lo he comentado en la reseña que he publicado hoy, sino consecuencia de unos tiempos actuales en los que la industria está condenando a la extinción un modo de hacer música que ha dominado el mundo del cine casi desde su creación. Y no, el tema no es ahora y aquí los Zimmer y semejantes, que es un debate abierto sobre el que ya me he pronunciado y me seguiré pronunciando. El tema es la música sinfónica, grandes orquestas y coros incluídos, cuando solo es entendida como rellenaescenas, como un modo de amplificar el espectáculo, pero sin contar realmente nada.
Lo que hizo Williams en la película de 1993 fue extraordinariamente sencillo a la vez que extraordinariamente elaborado: dos grandes temas centrales (uno para el parque y el otro para la fascinación por los dinosaurios) y una serie de temas secundarios para el caos y el terror. Con recursos temáticos mínimos se alcanzó una expresividad y un contenido dramático máximo: en este vídeo mostré el enorme alcance y calado en el uso de los dos temas centrales. Esto es hacer cine con la música y esto precisamente es lo que más en riesgo de extinción está en la música sinfónica (¡la sinfónica!) actual, cuando se espera de ella que sea más llamativa que explicativa.
Hace dos semanas lo comenté en el editorial Dos mundos compatibles, donde por cierto abordé lo de la miniserie Obi-Wan Kenobi, cuya música pone también en riesgo de extinción la saga galáctica. Pero ese editorial creó cierto revuelo en las redes, básicamente porque no se entendió o porque se opinó sobre un destacado pero sin haber leído mis palabras en su contexto, lo que también suele pasar (¡la extinción del razonamiento!). En el Club MundoBSO contesté esto:
"Tal y como alguien ha apuntado hoy en día Williams es visto por la industria como algo jurásico, que debe desaparecer en cuanto él muera (por enésima vez: el libro de Eicke es suficiententemente revelador) y lo que ha traído Zimmer va a quedarse, asumidlo. Y es que además per se no es malo. Acaso Vangelis destruyó la música de cine, o antes de él el pop en los western, o antes del pop el jazz? La música de cine es abierta y ecléctica. Abrid los ojos. Lo que va a matar el sinfonismo tal y como lo legaron los grandes no es solo que se quiera Zimmer a toda costa -mil veces lo he dicho- sino la vulgarizacion del sinfonismo, reducido a música industrial, sin alma. ¿Y por qué? Por competitividad. Y como Zimmer se va a quedar, y lo realista es entenderlo, nada mejor que hacerlos compatibles. Podéis vivir en un mundo de ilusión y de fantasía. La realidad es la que es. Si queréis que el mundo Williams sobreviva, sed exigentes con quiénes hacen música sinfónica, no solo señaléis al mundo zimmeriano".
No, no es culpa de Giacchino, porque es un compositor que ha demostrado suficientes veces tener inteligencia y conocer los recursos dramáticos y narrativos de la música. Pero los que pagan estas películas no quieren la sofisticación ni complicación de la música sinfónica temática que exige un desarrollo, eso es algo jurásico, sino solo lo inmediato, que cause impresión y genere espectáculo. No es la música sinfónica la que está en peligro sino el modo de hacerla y aplicarla.