Ayer se anunció el nacimiento de Movie Score Málaga (MOSMA), "un nuevo festival dedicado a la música de cine y en un sentido más amplio de otros medios audiovisuales como la televisión y los videojuegos", según se ha dado a conocer y que tendrá lugar en la ciudad de Málaga del 29 de junio al 3 de julio de 2016.
El nuevo encuentro, organizado por el Festival de Málaga, se presentó en un acto presidido por el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, el director del Festival de Málaga y de MOSMA, Juan Antonio Vigar y David Doncel que asume la responsabilidad de coordinador de contenidos.
Formalmente no guarda relación con los pasados Festivales de Úbeda y Córdoba, pero a nadie se le escapa que sí hay evidente vinculación y continuidad, lo que en absoluto es malo, sino bien al contrario toda la experiencia adquirida será de provecho. Lo cierto es que Málaga es ya la cuarta ciudad donde David Doncel y su equipo intentan asentar un festival de música de cine (y videojuegos, en el caso de PlayFest) que nunca ha tenido vocación de ser itinierante o nómada, y que siendo de éxito y enorme prestigio abandonaron o fueron invitados a marcharse (depende de las fuentes) de sus ubicaciones en las ciudades de Úbeda, Córdoba y Fuengirola. ¿Pero por qué, si al menos en Úbeda y Córdoba eran exitosos?
El Festival, desde su primer año, se convirtió en un evento sencillamente glorioso. Por supuesto por la categoría de los compositores que han pasado por él; por supuesto por la acogida por parte de los aficionados en España y en el extranjero. Pero ante todo, y sobre todo, por su alma mater, su creador David Doncel, un animal, en el mejor sentido de la expresión, capaz de mover Tierra y Cielo por levantar una ilusión enorme con presupuestos ridículos. Y con ese esfuerzo titánico, incansable, inmesurable, se hizo del Festival el mejor del mundo.
Pero se han cometido errores, muchos errores. Buena parte de ellos leves y asumibles. Pero otros algo más difíciles de explicar y mucho más de justificar: algo sucedió -yo lo desconozco- para que siendo un Festival tan hipnótico (que lo fue!) gente valiosísima en la Organización y gente importantísima a nivel mundial en el apoyo y colaboración acabasen abandonando el barco y se fuesen bien a otros festivales bien regresasen a sus quehaceres. Algo sucedió -yo lo desconozco- para que siendo un Festival tan hipnótico (que lo fue!) Úbeda retirara su apoyo en un momento de auge, cuando los hoteles de la ciudad se llenaban de congresistas...
Algo sucedió. Pero la culpa es de los demás, es el mundo el que está contra mi fue la respuesta a todas las preguntas que hice al respecto, sintéticamente explicado. No dudo que pudiera haber habido malas artes o dejadez por parte de, por ejemplo, el gobierno de la ciudad de Úbeda, pero cuando a los pocos años sucede lo de Córdoba, y luego Fuengirola no repite pues es lógico preguntarse si la culpa realmente solo está de un lado...
La imagen de ayer, sentados en una misma mesa el alcalde de Málaga, el director del festival y David Doncel presentando este nuevo evento significa una cosa: que esto es verdad, real y existe. Es serio y es un compromiso. Pero nada así se vio en la última convocatoria del Festival de Córdoba, presentando un Festival con un cartel de lujosísimos compositores desde una cuenta de Facebook y sin apoyo ni mención alguna por parte de la Diputación. Aquello fue lo más parecido a una farsa, que Doncel (en el supuesto remotísimo que hubiera sido engañado) no detuvo y mantuvo hasta que -demasiado tarde, cierto es- Diputación le desmintió. En el intervalo, gentes se gastaron dineros en transportes, etc. Ni una sola explicación creíble ni una petición de perdón (¡los que no convocan no tienen por qué explicarse ni disculparse!) y ante el posible engaño a la gente muchos miraron a otro lado y compraron versiones incomprables. Yo intenté averiguar la verdad. Fracasé, pues ni la pregunta más elemental (¿Pueden acreditar que se hizo la convocatoria con la firma o aval de Diputación?) fue contestada.
Pero si esto fue grave, también lo fue leer en Facebook cómo un compositor muy respetado explicaba que se le había dicho que nunca más volvería a pisar el Festival por haber aceptado la invitación de la Diputación de Córdoba a dar un concierto con su música sin pasar por la Organización del Festival. Cuando lo que se manejan son dineros públicos el territorio solo se debe marcar a la vieja usanza, con orines, no con vetos. Con este tipo de actitudes, y con otras en las que se vieron afectadas personas serias, el que fue el mejor festival de música de cine del mundo cayó como un coloso en el fango. Y con la cantinela de la culpa es de los demás, es el mundo el que está contra mi.
Debo decir que el trato que David Doncel me ha dispensado siempre ha sido exquisito, y ha sido recíproco. Y así se mantuvo incluso en los momentos más críticos, cuando uno o dos meses antes del polémico anuncio del Festival no llegamos a un acuerdo sobre mi implicación (nada que ver en lo económico, jamás he pedido absolutamente nada por mi ayuda) y, no sin alguna tensión, decidimos separar nuestros caminos. Pero debe entenderse que cuando hay separación los rivales de uno no tienen por qué seguir siendo también los rivales del otro, y que en esas y en tantas otras cosas se han de producir cambios y reubicaciones. Y por tanto, cuestionar o incluso fiscalizar no es traicionar. Es hacer lo que se debe hacer en honestidad de principios cuando ya no estás involucrado. Cuando lo estás también debería hacerse, pero no se ha dado el caso, pues en el global de todos los años (y salvo desconocimiento mío) pesa muchísimo más el comportamiento irreprochable.
David Doncel es un superviviente y nadie que le conozca podía dudar que resurgiría con el Festival. Y estoy seguro que entenderá que los errores propios (los propios) pueden cargarse nuevamente su sueño, y la de Málaga probablemente sea su última oportunidad para mantener vivo ese sueño que ha sido y es el de tanta gente. Y si no quiere que Málaga sea la cuarta ciudad en caer, espero que pise con pies de plomo y sepa ver dónde están las líneas rojas que no se deben cruzar. Tiene gente competente a su alrededor (de los no pocos aduladores y siatodo ya se sabrá -o no- desprender) y seguro que saldrán adelante con lecciones aprendidas.
Salvo imponderables, yo acudiré a este festival de Málaga. Imponderables personales o profesionales... ¡quiero creer que ni se va a intentar vetar mi presencia como la de aquél compositor!. Iré y sé que ni seré bien recibido ni mi presencia será grata. Pero eso no me importa. Iré porque quiero vivir este Festival como observador para poder disfrutarlo como tal y poder contar libremente sus virtudes sin callar sus defectos a los amigos de MundoBSO y a los lectores de Fotogramas. Como creo que debí hacer siempre desde el primer año. Desde ambos medios le daremos todo nuestro apoyo, como se lo daremos a Fimucité y a cualquier otro evento que se produzca en España.