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PINTAR EN HOLLYWOOD

05/02/2016 | Por: Conrado Xalabarder

Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta (Pablo Picasso, 1881-1973)

Triunfar o cuando menos significarse en el cine de Hollywood es un objetivo anhelado por no pocos compositores europeos y, a los efectos de este artículo, españoles. Es algo por supuesto legítimo, lícito, irreprochable y seguramente por desgracia necesario, dado el escaso volumen de trabajo que se les puede ofrecer aquí y las odiosas condiciones (profesionales y económicas) que se les impone, algo que necesariamente abordaré en otro editorial.

Hace muchos años, George Fenton me comentó que hacía películas americanas porque con el dinero que ganaba podía permitirse trabajar bajo mínimos presupuestarios en filmes británicos (de Ken Loach, entre otros). Si el lector de este editorial conoce la obra del compositor británico acordará conmigo que en términos generales Fenton mantuvo en ambos lados del Atlántico el estatus de artista. Pero ¿y Patrick Doyle? Su salto a las Américas hizo que, en términos generales, el artista se convirtiera en pintor, cambiando el pincel fino por la brocha gorda... con pinturas muy bien hechas (¿acaso se le contrataría si lo hiciera mal?) pero para cuadros que podían ser perfectamente pintados por muchos otros compositores...

He tenido la oportunidad de escuchar la nueva creación para Hollywood de Roque Baños, un filme titulado Risen, que dirige Kevin Reynolds y que versa en torno a la Resurrección de Jesucristo. Mi opinión argumentada la daré obviamente cuando haya visto la música en su contexto, pero si estoy comentándola en este editorial el lector imaginará que me refiero a ella por ser más de pintor que de artista. Y es que así lo aparenta: es la música de siempre, por supuesto impecablemente bien hecha -nada hay vulgar en ella- pero es la de siempre. No es, desde luego, The Passion of the Christ (04) por mucha instrumentación étnica, sonoridades arcaicas y pretensiones místicas que se hayan empleado. Nada que ver, pero no porque no lo haya sabido hacer (aunque use brocha gorda, Baños es de los que deja trazos notorios de pincel fino y elegante), sino porque no interesa, el filme parece claramente -a tenor de la música empleada- comercial y por tanto necesitado de un pintor que pinte lo que vende... algo que no sucedió con su maravillosa y rabiosamente personal Evil Dead (13) aunque sí en la malograda In the Heart of the Sea (15). Y, sin embargo, el hacer una película de Kevin Reynolds será visto y elogiado como un hito profesional y artístico, también por los aficionados a la música de cine. ¿Pero qué se estará celebrando realmente? ¿Que ha logrado colocarse en un oficio para marcar en cuadro trazos de otros pintores?.

Tengo el máximo respeto por Roque Baños como artista que es. No hay otro lugar en el mundo donde haya más cuadros suyos comentados que en esta MundoBSO (62 a fecha de hoy), y con valoraciones en general muy positivas. Y el lector, en la sala dedicada a Baños en este museo de las bandas sonoras que es MundoBSO, encontrará cuadros exquisitos, admirables... de un artista que vende lo que pinta. Por eso me resulta tan decepcionante no ya que cambie pincel por brocha sino que se le aplauda como un hito. Veremos la película y confirmaremos o rectificaremos.

Lucas Vidal lleva años siendo proclamado como triunfador en Hollywood, cuando de momento allí no ha hecho nada especialmente interesante, artísticamente hablando. Y la realidad es que son muchos quienes saben de él (su sobreexposición pública es notoria) pero son muy muy pocos quienes conocen su música o podrían distinguirla de la de otros compositores, tampoco en España. Para trabajar como pintor afortunadamente no le han faltado ofertas, pero de momento no le ha llegado la película que le haya permitido demostrar que no es un mero pintor. En Estados Unidos, porque curiosamente en España sí ha podido mostrarse como artista. Y nuevamente, no hay otro lugar en el mundo que tenga más cuadros expuestos de Lucas Vidal que MundoBSO: un total de 24 hasta la fecha.

Baños, Vidal, la trayectoria post-Oscar de Javier Navarrete (19 cuadros en MundoBSO), la desastrosa experiencia de Alberto Iglesias (32 cuadros) con Ridley Scott... creo que Fernando Velázquez (27 cuadros) salva pinceles y pinturas de momento... ¿trabajar en Hollywood es motivo de celebración?

Aprecie el lector el tono sarcástico de esta pregunta. Este editorial en absoluto pretende ser ofensivo (pues lo mejor para cada uno de los artistas mentados es lo deseado), pero no deja de resultar sorprendente que sean las facetas de pintores y no las de artistas la que mayor atención mediática consigan, y que encima se celebre como un triunfo. El éxito profesional y económico es motivo de celebración, sin duda... para sus familias e hipotecas, principalmente, y para quienes obviamente no deseamos penurias a nadie. Pero más allá de eso, algunos preferimos aplaudir obras que estrellas en el paseo de la fama. Hacer una película de más presupuesto no es un triunfo artístico per se. Y no son pocos los compositores que viendo esas luces y queriendo huir de sus sombras, emprenden la aventura en Hollywood con las mayores ilusiones para buscarse un futuro. Que acabará probablemente siendo el de pintores, no el de artistas. Nada habrá que objetar, aunque si es para hacer cuadros de otros artistas sí será para lamentar. Porque parece claro que cuando hay filmes de presupuesto importante en Hollywood el pincel fino no interesa, solo la brocha. Lo peor, insisto, es que eso encima se aplauda.

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